16 al 23 de octubre el 2021
Crónica de Sabin
TRAVESIA AL-ÀNDALUS
Octubre 2021
Hace ya unos pocos años que el amigo Josep venía queriendo organizar esta travesía y el que suscribe queriéndola hacer pues se me antojaba espectacular, pero entre que no había quorum suficiente y luego el Covid, el tema se ha ido demorando hasta que por fin este año ha salido, y tengo que decir que las expectativas se han cumplido con creces: pero empecemos por el principio.
Ha coincidido además que había tenido problemas serios con mi 100 en el viaje a Túnez en Junio pasado, y una vez recompuesto y reparado me venía muy bien esta travesía para probarlo, por lo que el sábado 16 bajaba todo contento al lugar de encuentro en San José de Almería. Había salido temprano pues tenía 1.000 kms. por delante, pero iba con tiempo y el coche respondiendo, por lo que aproveché para parar en Albacete y hacer una visita a unas monjas de clausura con las que tengo fuertes lazos pues allí han estado una hermana y otra prima de mi madre. Seguí con mi viaje para abajo e iba vigilando los relojes, cuando faltando unos 150 kms. se enciende el fallo motor y la temperatura está a tope. En estos casos y al no poder comprobar si la subida de temperatura ha afectado a algo importante, lo mejor es llamar a la grúa y coche para arriba, cosa que hice respondiendo la asistencia de inmediato y sin problemas. Llame a Josep que casualidad bajaban por la misma ruta pero detrás mío, y decidimos que me bajaban ellos a San José y ya me metería en algún coche para hacer la ruta. Quedaban 6 coches y todos con copiloto menos un Suzuki Jimny pilotado por el amigo Albert, jubilado y bien entrado en años como yo, y si me he animado a contar un poco este periplo, ha sido precisamente por haber hecho la travesía de una forma que no lo había practicado nunca, es decir de copiloto, por lo que las sensaciones son muy distintas.
Antes que nada, quiero pedir perdón a mi piloto, pues no puedo evitar ser un mandón y seguro que alguna vez me sobrepasé, pero gracias al buenísimo carácter y parsimonia de Albert, no hubo nunca ni media chispa en el habitáculo y pudimos completar el recorrido en buena armonía y creo que siendo amigos. Cuando se hicieron las presentaciones y vi que iba solo, le pedí si podía hacer la travesía con él y me comento que no había ningún problema, y que además, le podía venir muy bien, pues estrenaba radio que no había utilizado nunca y pensaba que no iba a poder atenderla y conducir a la vez, por lo que ya tenía radiotelegrafista a bordo. Como además me había traído entre otras cosas la Tablet del 100, resultó que también tenía navegante, por lo que de haber estado en medio del pelotón como me dijo que pensaba hacerlo, pasamos a abrir grupo desde la primera etapa, y a abrir expedición desde antes de finalizarla hasta terminar la travesía. Nos vino muy bien pues tuvimos etapas con mucho polvo que pudimos evitar al ir siempre los primeros. Fueron 1.130 kms. de recorrido total, de los cuales habrán sido pistas sobre un 65 %, repartidos en 6 etapas a cada cual más espectacular, y tengo que decir que una de las cosas que más me sorprendió era lo bien que se movía el Jimny en cualquier tipo de pista o terreno, incluida la carretera, donde el Mazda X5 que nos precedía siempre no iba precisamente pidiendo paso. Hay que decir también que el amigo Albert conocía perfectamente el coche y dominaba a la perfección las tracciones, la reductora y demás componentes mecánicos, habilidades que ya me demostró en algún cortafuegos con fuerte pendiente, donde además no había que repetirle dos veces que se metiera, y que vamos, le va mucho más eso que las buenas pistas que tuvimos en el 95 % del recorrido.
Pero bueno, me estoy liando y saliendo del motivo de esta pequeña crónica, que era contar las sensaciones de ir únicamente al cargo de la radio y la navegación, lo que te permite contemplar la naturaleza en toda su dimensión, y como no, seguir el muy detallado libro de ruta proporcionado por la organización. Y no podía haberme tocado una travesía mejor en este sentido, pues ha chocado frontalmente con lo que podemos tener en mente de que Andalucía es mar y sol. Empezamos por el Cabo de Gata para atacar directamente la Sierra de Alhamilla y meternos en el Desierto de Tabernas y sus ramblas de arena, todo bastante desértico y con algún parecido a Marruecos, sobre todo en el polvo.
Dormimos en La Calahorra y al día siguiente retrocedemos hasta Abla para adentrarnos en el Parque Natural de Sierra Nevada por su parte más oriental, y sin dejarlo en ningún momento ir atravesándolo hacia el Oeste hasta alcanzar su zona más occidental. Aquí el paisaje cambia drásticamente y nos damos cuenta que Sierra Nevada no es solo esquí, estamos ante una naturaleza “im presionante” con altas cumbres por todos los lados, muy extensas y variadas zonas de arbolado, ciervos, cabra montesa, chotos….., y un recorrido espectacular con innumerables valles encerrados entre altas montañas, y que saltamos de uno a otro haciendo grandes uves en cada uno de ellos. Hay que felicitar a la Junta de Andalucía por tener y mantener las pistas que permiten hacerlo, y como no, también al organizador por localizarlas y darnos la oportunidad de circular por ellas con el máximo respeto. Y como guinda al pastel, terminamos esta etapa metidos de lleno en la Alpujarra Granadina, parando a dormir en Bubión que está rodeado de preciosos pueblos blancos de montaña, Capileira, Pampaneira, Órgiva…., a los pies del Mulhacén y el Veleta, y que merecen una visita con más tiempo dedicada a ellos.
Siempre con grandes montañas en el campo visual y más naturaleza espectacular, al día siguiente acometimos por su parte Norte las Sierras de Tejada, Almijara y Alhama y siempre hacia el Oeste llegamos a Antequera, no sin antes hacer una visita a la fuente de los 100 cañones que debido a la sequía la mayoría estaban sin pólvora ni mecha.
Dejamos Antequera para adentrarnos en el Desfiladero de los Gaitanes, y a través de sus escarpadas y altas paredes atacar la Sierra de las Nieves, famosa entre otras cosas por sus castañales de los que viven muchas familias. Sus formaciones de piedra caliza hacen recordar a las del Pirineo y seguimos contemplando naturaleza viva para llegar a dormir a Ronda. Por cierto que hablando de castañas, nos la metieron redonda en Parauta pues al menos a los 3 del primer grupo que llegamos y compramos donde la verja pintada de gris, nos han salido a todos podridas.
Salimos camino hacia Sevilla para hacer un poco de más naturaleza y otro poco de, como yo le llamo turismo de piedras con las casas de Setenil, la iglesia Palmeriana de los Carmelitas, y llegar a Sevilla al hotel que está dentro del estadio olímpico. Llegamos con tiempo y como en la Maestranza, hubo después diversidad de opiniones y unos nos fuimos de manzanillas por el barrio de Triana y otros a seguir con el turismo pedrero.
Por la mañana y con mucha pena, abordamos la última y más larga etapa para a través de la Cuenca minera de Rio Tinto, en activo a pesar de todo lo sucedido, llegar a Portugal a pernoctar y hacer una visita de cortesía en Sao Domingos, muy cerquita de la frontera.
En fin, una muy grata experiencia como copiloto de Albert a bordo del Suzuki Jimny que no se me olvidará nunca.
No quiero terminar sin agradecer a Armand-Quina, August-Teresita y Josep-Paco su buena disposición a llevarme y transportar hasta San José lo que me pareció necesario rescatar del 100 incluido el frigo de 60 litros, y como no a Manolo y Ana su buena disposición, su hornillo y sartén, y su compartir el gran conocimiento del terreno por donde anduvimos, y en fin, a todos por las ayudas prestadas. Y aunque el idilio viene de antes, también un recuerdo para Paco y su hermano Juanjo que cargaron con el frigo en la Travesía, pero por la cuenta que les tenía, y porque todavía sigo soñando con el “vamos bien”??. Un beso goldo para tod@s.
Suscribe Sabin desde el Cantábrico.